Share This Article
La leña es un elemento esencial en la vida de los pueblos peninsulares. Con ella se hierve el agua, se calienta para bañarse, se hierven los frijoles, se preparan las tortillas y el resto de la comida. La leña es necesaria para hacer la cal, quemando la piedra en un horno hecho de tierra, la cual se utiliza para construir. Y no se diga de las ceremonias rituales que no podrían llevarse a cabo sin leña, o de las deliciosas panaderías.
Al amanecer, las mujeres salen al campo. A veces solas, a veces en grupos. Si es necesario, se llevan a los hijos a cuidarse entre ellos mismos mientras ellas leñan y también les van enseñando. En ocasiones caminan a lugares cercanos a casa y en otras se tienen que alejar e irse en triciclo, dependiendo del tipo de leña necesario. En la milpa pueden encontrar pedazos de troncos que quedan al preparar el terreno.
Las leñadoras salen con suficiente tiempo para regresar a casa y preparar el nixtamal (maíz para tortillas) y la comida para el almuerzo. También es común verlas por las tardes – dos horas antes de que anochezca – consiguiendo la leña necesaria para el día siguiente.
La leña es esencial en las épocas frías. Con ella se calienta la casa, dejando un pedazo debajo de la hamaca que no prenda fuego, sino que se haga carbón y se mantenga caliente a lo largo de la noche.
Crédito: Cansahcab, Yucatán – Ka’asíijil
Fotos de Jazmín Soberanis