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“Aprendí a cuidar los colibríes, investigué, hablé con biólogos en el mundo y sabían mucho de colibríes.
La libanesa Catia Lattouf de 73 años quien radica en la zona de Polanco, CDMX, convirtió su departamento en un hospital exclusivo para colibrís.
Para ella, el respeto a la vida animal ha sido desde pequeña, porque fue boy scout. Es una cosa que quedó incrustada en su vida.
Se preparó aprendiendo sobre estas aves que se encuentran en peligro de extinción, en el mundo son también conocidos como picaflores, chupamirto, tucusitos, pájaros mosca, ermitaños o quindes.
Su labor es rescatarlos, cuidarlos y devolverlos a la libertad, lleva más de una década dando enorme amor a los colibríes, cada vez que encuentra un ejemplar herido o huérfano los rescata, ha llegado a cuidar en su santuario hasta 50 de ellos.
“Ningún colibrí se mueve sin despedirse de mí, entonces toda la noche no pasa nada, pero en la mañana, lo veo, lo agarro en mi mano, me ve, agoniza y se va, muere en mi mano”.
¡Más personas así en el mundo!”.
Crédito: El Sol de México / EFE